70º aniversario de la Universidad Obrera Nacional
El 19 de agosto de 1948 se sancionó la Ley Nº 13.229 que dio origen a la actual UTN.
La Universidad Obrera Nacional nació hace 70 años. Desde entonces, ha estado siempre vinculada a los destinos de la nación; desde la posibilidad de su cierre, en 1955. Posteriormente, con la creación de la UTN hasta el presente, con el protagonismo que tomó en los últimos años, con la incorporación de la Ingeniería a la agenda del Estado.
1948-1955
LA UNIVERSIDAD OBRERA NACIONAL
Durante la década de 1930, el Ing. Pascual Pezzano, profesor de la Escuela Industrial Otto Krause, visitó los mejores politécnicos del mundo. A su regreso, elaboró el proyecto de un Instituto Técnico Superior para los egresados de la escuela Otto Krause que quisieran continuar los estudios en su especialidad. En esos años solo podían hacerlo en la Facultad de Ciencias Exactas y, para poder ingresar, los egresados de escuelas técnicas debían rendir casi 17 materias equivalentes.
Pezzano proponía realizar un curso de nivel universitario de cinco años de duración, con horario vespertino, para que los técnicos pudiesen alcanzar el diploma de ingeniero sin dejar de trabajar.
El profesor archivó su proyecto hasta el gobierno del presidente Juan Domingo Perón. Sostuvo entonces que la formación de un buen ingeniero debe tener dos componentes: un estudio teórico de alto nivel, más una actividad práctica cumplida en alguna industria o entidad adecuada. Uno de los principales objetivos del Primer Plan Quinquenal era ordenar la educación técnica, para lo que se creó la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAyOP) en 1944.
La Universidad Tecnológica Nacional tiene su origen en la Universidad Obrera Nacional, creada por medio de la Ley Nº 13.229, sancionada el 19 de agosto de 1948. Dependiente de la CNAyOP, la Universidad Obrera estaba constituida por distintas Facultades Regionales. Su gobierno era ejercido por un Rector, nombrado por el Poder Ejecutivo Nacional por tres años, con posibilidad de reelección. Se exigía que este funcionario fuera argentino, obrero y egresado de la Escuela Sindical dependiente de la CGT.
La Universidad Obrera abrió sus aulas el 17 de marzo de 1953 en las Facultades Regionales de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fe. La regionalización de Facultades tenía como fin lograr mayor pregnancia en las ciudades más importantes del país, según las necesidades productivas y económicas de cada lugar.
El nombre original de la Universidad Obrera identificaba su principal objetivo: formar entre los trabajadores de fábrica del país personal altamente capacitado para la industria nacional, a través de las escuelas técnicas de nivel de enseñanza media, y de la Universidad Obrera en el nivel Superior. En aquellos años, el estudiante se graduaba de Ingeniero de Fábrica para las diferentes especialidades industriales, con un Título Intermedio de Técnico de Fábrica, que obtenía a los tres años de estudio.
1956-1965
RESISTENCIA ESTUDIANTIL Y ORGANIZACIÓN DE UTN
En el año 1955 el golpe de Estado liderado por el Gral. Pedro Aramburu promovió el cierre de la Universidad Obrera a partir de una campaña de desprestigio que tenía como fin eliminar emblemas de impronta peronista.
Como respuesta a ello, se conformó en la Facultad Regional Buenos Aires la Junta Previsional de Estudiantes, que se puso al frente de la conducción de la Universidad hasta mediados de octubre, cuando asumió el Rector designado por la CNAyOP, Ing. Gabriel Meoli.
La movilización estudiantil generó el surgimiento de agrupaciones en todas las sedes del país, que se reunieron en febrero de 1956 en la Junta General Provisional de Estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional. Solicitaban la autonomía para la Universidad, así como también que se reconociesen y valorasen las incumbencias de los títulos. Los estudiantes difundieron el conflicto mediante pegatinas, notas de prensa, pintadas, y la gestión con legisladores y diputados.
Entre las medidas que propuso la Junta, se destacó el proyecto de sustitución del antiguo nombre de la Universidad por el de Universidad Tecnológica Nacional. En 1958 con la llegada de Arturo Frondizi a la presidencia, las autoridades de la Universidad y las organizaciones estudiantiles presentaron un proyecto al Poder Legislativo que conjugaba los postergados reclamos de autonomía y reconocimiento de las incumbencias de los títulos, entre otros aspectos.
El 14 de octubre de 1959 se sancionó como la Ley N° 14.885: modificó el nombre de Universidad Obrera Nacional por el de Universidad Tecnológica Nacional (UTN); desafectó a la Universidad de la CNAyOP; y le atribuyó facultades para dictar planes de estudio, nombrar profesores y personal no docente, designar autoridades y administrar su patrimonio.
En 1960 el entonces denominado “Honorable Consejo Universitario” de la UTN decidió un nuevo sistema de ingreso; abrió las puertas de las Facultades a graduados de escuelas no técnicas, que debían someterse a un examen sobre Matemática Aplicada, Dibujo y Nomenclatura Técnica.
Este examen era de carácter selectivo; sólo ingresaban los alumnos mejor calificados en un cupo dispuesto por cada Facultad. La resolución mantenía como requisito que los aspirantes realizaran tareas de índole técnica afines con la especialidad a cursar, en la actividad oficial o privada. Este desempeño laboral debía ser comprobado ante las autoridades de la Facultad.
En agosto de 1962 la primera Asamblea Universitaria aprobó el primer Estatuto de la UTN.
En 1963 se creó para toda la UTN la Comisión Coordinadora de Planes de Estudios, que actualizó los planes existentes; se establecieron carreras de seis años de duración, organizadas en ciclos de dos años denominados “de ciencias básicas”, “de tecnologías básicas” y “de tecnologías aplicadas”. Asimismo, se incluyeron exámenes en idioma extranjero y se incorporaron materias denominadas de “Integración Cultural”, que apuntaban a complementar la formación de los estudiantes tecnológicos.
1966-1976
INESTABILIDAD INSTITUCIONAL
Las fuertes tensiones con el peronismo y la creciente intervención militar contribuyeron al fracaso de los intentos constitucionales de Arturo Frondizi y Arturo Illia, derrocados en 1962 y 1966, respectivamente.
Luego de los gobiernos de facto de Onganía, Levingston y Lanusse, en marzo de 1973 asumió Héctor Cámpora en la presidencia. Para entonces coexistían dentro del peronismo distintas corrientes ideológicas; los sectores juveniles se agruparon en la “Tendencia revolucionaria”, que reunía agrupaciones como la Juventud Peronista, la Juventud de Trabajadores Peronistas y a Montoneros. Estos grupos alcanzaron un fuerte protagonismo durante el gobierno de Cámpora, ocupando gran cantidad de cargos legislativos y ejecutivos.
En la UTN fue designado Rector Iván Chambouleyron, quien cosechó duras críticas de los docentes y profesores. En medio de la tercera asunción presidencial de Juan Perón, el 12 de octubre de 1973, una declaración formulada por la Federación de Profesores de la UTN criticaba el trato que se les brindaba a los docentes, la designación de personal y directivos no idóneos y la carencia de información respecto de las políticas a seguir por la institución.
Este tipo de declaraciones fueron frecuentes en este período, en el que se intensificaron los intercambios en torno al rumbo que debía seguir la Universidad, y que tuvieron como expresión la toma de distintas Facultades Regionales de la UTN.
Mediante la promulgación de la Ley Orgánica de Universidades Nacionales (Nº 20.654), el gobierno nacional determinó la designación de rectores normalizadores en todas las Casas de Altos Estudios. En el caso de la UTN se designó Rector al Ing. Rolando Jorge Weidenbach, quien retrasó el inicio de clases del ciclo lectivo 1974.
La situación en las distintas Facultades Regionales era de cada vez mayor enfrentamiento e inestabilidad, y fueron frecuentes las tomas y los desalojos violentos por parte de las fuerzas policiales. A la intolerancia de grupos juveniles organizados alrededor de la doctrina socialista, se le sumó el ingreso a los claustros universitarios de grupos armados vinculados a algunos sectores del sindicalismo y a la derecha peronista.
En 1975, la CGT buscó extender la influencia en la conducción, y su oposición provocó la renuncia del Rector interventor, Tomás Persichini, a quien no consideraban alineado con éstos intereses. El sector del Consejo vinculado a la CGT pidió al Ministro de Educación Ivanissevich el nombramiento de Cecilio Conditti, quien fue reemplazado meses después por Carmelo Soriano.
En 1975 además se impulsó una nueva reforma curricular en la que se incluyeron las llamadas “Materias Complementarias”, no obligatorias. Estas asignaturas incluían aspectos relacionados con la práctica en la especialidad, los idiomas extranjeros y la realización de un proyecto final de carrera. Además, se incorporaron en los nuevos planes de estudio tres materias obligatorias: “Geografía e Historia Argentina” y “Realidad Nacional I y II”; que reemplazaban a las tres vigentes desde 1965 llamadas “Integración Cultural I, II y III”.
1976-1983
LOS AÑOS OSCUROS
La dictadura cívico-militar de 1976 nombró Rector al Ing. Comodoro Jorge Omar Conca.
Ese mismo año, por orden del Ministerio de Educación, las Universidades debieron fijar cupos de admisión. En la UTN el cupo a nivel nacional se estableció en 6170 alumnos, 50% menos que la inscripción de años anteriores.
Así, en 1976 se registraron en Argentina 116.942 alumnos en universidades públicas, mientras que las vacantes disponibles para el año siguiente fueron fijadas en 69.159 (un 40% menos). En la UTN se registraron 9.260 aspirantes para el ciclo lectivo 1978, 3.000 alumnos más que lo establecido. Esta situación se repitió hasta la eliminación del cupo.
En 1976 además se suprimió la última modificación curricular, con el argumento de que las materias incluidas eran elementos de propaganda ideológica. Un año más tarde fueron eliminados los exámenes de Historia, Geografía e Idioma, del ingreso. Estos exámenes fueron reemplazados por Física, Matemática y “Comprensión de Textos”. La puesta en vigencia de los nuevos planes incrementó la cursada en 30 horas semanales. Mediante la Ordenanza 246/76 se resolvió que se dictasen clases también los días sábado.
En abril de 1976 las Fuerzas Armadas elaboraron un proyecto de ley, la 21.276, que otorgaba al Ministro de Educación el poder de la Asamblea para dictar normas en materia académica, administrativa y presupuestaria. Además, en su artículo 7º afirmaba que quedaba “prohibido en el recinto de las Universidades toda actividad que asuma formas de adoctrinamiento, propaganda, proselitismo o agitación de carácter político o gremial, docente, estudiantil y no docente”.
Para entonces, el fuerte control y la amenaza de encarcelamiento o desaparición, había extinguido toda actividad política dentro de las Universidades.
Esta ley se modificó durante 1977; se reservó la designación del Rector y los Decanos al Poder Ejecutivo. Asimismo, se dejó sin efecto el Estatuto Docente y se sancionó la Ley 21.536 que confirmó en las cátedras a los profesores que hubieran accedido por concurso de acuerdo con las pautas establecidas por el Consejo de Rectores de las Universidades Nacionales (CRUN). Sin embargo, establecía en su Artículo 12: “son incompatibles con el ejercicio de la docencia universitaria o funciones académicas que le sean correlativas todas aquellas actividades que se aparten de los propósitos y objetivos básicos fijados para el Proceso de Reorganización Nacional”.
A principios de 1978, el Ministro de Educación Juan José Catalán propuso desjerarquizar los títulos de la UTN con la intención de redimensionar la actividad universitaria. Esta iniciativa encontró resistencia en todos los claustros de la Universidad.
En este clima se modificaron los planes de estudio; se estableció un ciclo básico común de dos años para todas las especialidades, con materias como Matemática, Física y Química. A este seguía un ciclo de un año común para distintas áreas y un último año, dedicado a la especialización. Estos nuevos planes establecían un cursado de 5.100 a 5.500 horas cátedra y un año académico de 32 semanas de clase. Este sistema entró en vigencia en 1979.
En el Rectorado, el Ing. Conca fue reemplazado por el Ing. Carlos Burundarena, hombre consustanciado con la política del Proceso que en mayo de 1981 asumió como Ministro de Cultura y Educación. Fue sucedido en el Rectorado por su vicerrector, el Ing. Roberto Guillán.
En 1980, el Consejo de Rectores aprobó la puesta en vigencia de un sistema de aranceles que rigió a partir de 1981. En la UTN se fijó en diez cuotas al año de 50 mil pesos. Para 1982 este monto creció a una cifra variable entre 70 y 100 mil pesos.
Desde 1982 la UTN se orientó también a ampliar su oferta educativa: tanto Guillán como Burundarena habían sido titulares del CONET (Consejo Nacional de Educación Técnica), y confiaban en las posibilidades de la institución para brindar capacitación terciaria. Dos de esas carreras fueron anunciadas para ese ciclo lectivo: las de “Auxiliar de Ingeniería en Organización de la Industria” y la de “Auxiliar de Ingeniería en Mantenimiento Electromecánico”.
1984-1989
RECONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA
La llegada de la democracia en 1983 marcó el fin de los exámenes de ingreso, de los cupos y del arancel, lo que produjo un significativo incremento en la matrícula.
Una de las primeras medidas por parte del Ejecutivo fue la designación de rectores normalizadores en todas las Universidades nacionales. Posteriormente, impulsó la Ley de normalización 23.068, que restableció los principios de autonomía y autarquía suprimidos desde 1966. Allí se definía “el compromiso de restablecer el pleno ejercicio de la autonomía universitaria garantizando la libertad académica como un modo de asegurar a la Universidad su misión creadora”.
En la UTN fue designado Rector normalizador el Ing. Juan Carlos Recalcatti. En sus primeras declaraciones afirmó que “la UTN sufrió un proceso de deterioro desde 1965, los presupuestos fueron constantemente reducidos y los planteles de profesores diezmados”. Además, manifestó su interés en desarrollar planes educativos comprometidos con los intereses regionales, ya que “cada carrera debe estar de acuerdo con la economía regional, porque no necesariamente todos los ingenieros mecánicos del país tienen que tener los mismos planes de estudios”.
En 1984 la Asamblea Universitaria confirmó en el cargo a Recalcatti. Durante el proceso de normalización se revisaron los Estatutos, que fueron finalmente modificados en 1986. La Asamblea Universitaria reunida en la Facultad Regional Santa Fe resolvió, entre otros puntos, incorporar a los trabajadores nodocentes al gobierno de la universidad en igualdad de condiciones que el resto de los claustros. Casi dos años funcionó el Consejo Académico normalizador, hasta que el 6 de diciembre de 1985 se realizaron los comicios para elección de representantes. Destacó en esa oportunidad la cantidad de agrupaciones estudiantiles que se presentaron a la votación.
Hacia fines de 1986 el gobierno de Alfonsín comenzó a sufrir un desgaste institucional propiciado por la corporación militar, el sindicalismo y los grandes intereses empresarios. La recesión y la inflación crecientes provocaron caída del valor del salario docente y recortes presupuestarios en casi todas las Universidades nacionales.
1990-2001
DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
En un contexto de crisis económica e hiperinflación, asumió la presidencia Carlos Menem. Su gobierno emprendió un drástico programa de reformas estructurales, que en el plano educativo implicó la descentralización del sistema educativo. Este proceso se materializó en primer lugar en 1991 con la sanción de la Ley de Transferencia de Establecimientos de Nivel Medio y Superior No Universitario (Ley 24.049), que desplazó responsabilidades financieras y administrativas desde el nivel nacional a las provincias y la Ciudad de Buenos Aires.
Durante este traspaso se sancionó la Ley Federal de Educación el 14 de abril de 1993, que estableció las funciones del Ministerio de Educación, modificó la estructura académica del sistema educativo y constituyó un Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad y la creación de una Red Federal de Formación Docente Continua. Esta ley definió la centralización de los Contenidos Básicos Comunes y la orientación pedagógica generales por parte del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación.
El por entonces secretario de Coordinación Educativa, Científica y Cultural del Ministerio de Educación y Justicia, Enrique Bulit Goñi, propuso el arancel universitario en una carta dirigida a los rectores en 1989. El menemismo también sugirió la obtención de recursos a través de la venta de servicios a empresas privadas y al propio Estado.
En 1995 se sancionó la Ley de Educación Superior, primera norma destinada a regular al conjunto de instituciones de formación superior, sean universitarias o no. Entre otras cosas, la ley estableció que en las universidades con más de 50.000 estudiantes, cada Facultad podía resolver el régimen de admisión, poniendo en cuestión el ingreso irrestricto. La nueva normativa también posibilitaba arancelar los ciclos de grado.
Tanto la Ley de Educación Superior como la Ley Federal de Educación se aprobaron sin el consenso de gran parte de la comunidad educativa y de los sindicatos docentes que se opusieron en forma global a toda la reforma educativa puesta en marcha por el gobierno del presidente Menem.
En el ámbito de la UTN, en 1995 se modificaron los planes de estudios de todas las carreras; el diseño curricular siguió el proceso que apuntó a la flexibilización del campo de trabajo del egresado. Se incrementó la oferta de materias electivas mientras que se redujo la duración de las carreras.
Durante estos años además se impulsó en la UTN el Posgrado y la investigación, que hasta entonces se desarrollaba de manera aislada y sólo en algunas disciplinas. Y en 1995 el Instituto Nacional Superior del Profesorado Técnico pasó a depender de la UTN.
Estos cambios fortalecieron y reposicionaron a la Universidad y a la Ingeniería, a partir de la apertura que se le ofreció hacia otros campos disciplinares.
Sin embargo, el entorno en el que se produjo esta expansión académica e institucional no fueron favorables; la convertibilidad y la apertura de importaciones empujó a un proceso desindustrialización que acrecentó vertiginosamente el desempleo y debilitó al sistema productivo nacional.
Hacia el final de su mandato, Menem intentó aplicar un recorte presupuestario de 1.300 millones de pesos, de los cuales 280 correspondían al área de Educación. La reacción del sistema universitario determinó la renuncia de la ministra Susana Decibe. La medida finalmente no se implementó.
En 1999, a través del voto popular, Fernando De la Rúa asumió la presidencia, como representante de una alianza entre la Unión Cívica Radical y el FREPASO. El ministro de Economía del gobierno de la Alianza, Ricardo López Murphy, anunció una poda de 361 millones de dólares, el equivalente al 20% del presupuesto universitario del año 2001. La medida no sólo eyectó al ministro de Educación, Hugo Juri, sino también al de Economía; López Murphy fue reemplazado por Domingo Cavallo, quien logró instaurar un ajuste en todas las áreas del Estado de un 13%.
Todo ello sucedía en el marco de un proceso de profunda recesión, y con las tensiones provocadas por la extensión del plan de convertibilidad. El 19 y 20 de diciembre de 2001 se produjeron saqueos y manifestaciones bajo el lema “¡Que se vayan todos!”. La protesta fue reprimida por las fuerzas de seguridad, que provocaron 36 muertos.
2002-2018
LA HORA DE LA INGENIERÍA
Luego de la crisis política y económica, y de una sucesión de presidentes de brevísimos mandatos, asumió la Presidencia de la Nación Eduardo Duhalde. Este gobierno interino se propuso, en medio de un clima social todavía tenso, ordenar formalmente la salida de la convertibilidad y llamar a elecciones. Tiempo antes, el gobierno de Adolfo Rodríguez Saá había declarado el default o cesación de pagos a los organismos internacionales de crédito.
En 2003, con el 22% de los votos, asumió la presidencia Néstor Kirchner. Su gobierno, que se extendió hasta 2007, dio continuidad a la política económica de Duhalde. Se caracterizó por el crecimiento del mercado de trabajo y el importante ingreso de divisas, fruto del alza de precios de commodities como la soja, que en 2005 le permitió al Estado cancelar la histórica deuda con el FMI.
La apuesta al consumo interno empujó a un incipiente proceso de industrialización y con él se evidenció la falta de profesionales en áreas estratégicas, como la industria textil o la electrónica.
De allí que, en los años posteriores, en los que el modelo económico se profundizó, la Ingeniería entró en la agenda del Estado; en 2012 se impulsó desde el Ministerio de Educación el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros 2012-2020. En el marco del lanzamiento de esta iniciativa, que estuvo constituida principalmente por becas y financiamiento para promover vocaciones tempranas e incorporar programas de mejoras en Universidades, la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner se refirió a la histórica frase de principio de siglo “mi hijo el doctor”, modismo que representaba las posibilidades de movilidad social que brinda la educación en Argentina, y opinó que “el siglo XXI tiene que ser el siglo de ´Mi hijo, el ingeniero´”, refiriéndose al cambio en el modelo de país. El presupuesto universitario pasó de 2.168 millones en 2004 a 21.700 en 2012.
Durante este período hubo una serie de resoluciones ministeriales que intentaron morigerar la Ley de Educación Superior. La batería legislativa reorientó la política educativa; se sancionaron la Ley Nacional de Educación, la Ley de Financiamiento, la Ley de Garantía del Salario Docente, la Ley de Educación Técnico-Profesional, y la Ley de Educación Sexual Integral. Sin embargo, no existió aún una iniciativa para institucionalizar las nuevas resoluciones del ámbito universitario. En términos de PBI, el incremento fue de 0,48% a 1%.
En el ámbito de la Universidad, desde el año 2002, se dio impulso a la acreditación de las carreras, proceso que implicó un fuerte trabajo de carácter académico e institucional y que dio como fruto la acreditación ante la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) de buena parte de las ingenierías que se dictan en la UTN.
Mediante este proceso, también, se obtuvo la posibilidad de equipar y mejorar los laboratorios con planes como el Programa de Mejoras de las Ingenierías (PROMEI).
Este proceso de consolidación académica, crecimiento en la investigación y expansión institucional, se vio fortalecido por la integración de nuevas Facultades Regionales al sistema federal de la UTN: en la Asamblea Universitaria de 2009 se jerarquizaron las Unidades Académicas de Neuquén, Reconquista, Santa Cruz y Trenque Lauquen, que pasaron a ser Facultades Regionales de la UTN.
En diciembre de 2015 asumió la presidencia de la Nación el Ingeniero Mauricio Macri.
El 29 de septiembre de 2017, en la ciudad de Mar del Plata se reunió la asamblea universitaria para elegir nuevas autoridades para la Universidad Tecnológica Nacional. En diciembre de ese año finalizó la gestión del Ing. Héctor Brotto como Rector, cargo que ejerció durante 24 años.
En esa sesión se resolvió además, declarar Facultad Regional a la Unidad Académica de Mar del Plata.