Aulas virtuales: el trabajo silencioso
La Facultad comenzó a utilizar aulas virtuales en 2003 y en 2007 creó el campus virtual para carreras de grado. Más de 17 años de trabajo en ese campo le permitieron dar respuesta rápida a la necesidad de extenderlas a todas las clases durante la pandemia.
En marzo de este año, cuando la llegada de la pandemia obligó a las Universidades a suspender las actividades presenciales, la UTN Buenos Aires contaba con una experiencia de 17 años en el uso de aulas virtuales, lo que le permitió dar rápidamente el salto y extender su uso a todas las asignaturas.
La Facultad implementó su primer campus virtual en 2003, en la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria y cuatro años más tarde se creó el Campus Virtual para las carreras de grado.
En 2007, la Secretaría de Gestión Académica de la UTNBA tuvo a su cargo dos importantes proyectos PROMEI (Proyecto para el Mejoramiento de la Enseñanza de Ingeniería), uno de ellos fue el SIGA y el otro, el desarrollo de Aulas Virtuales.
El proyecto Aulas Virtuales se desarrolló con el objetivo de implementar estrategias de innovación pedagógica basadas en entornos virtuales, como apoyo y complemento de las actividades presenciales
“Uno de los pioneros en la utilización de aulas virtuales como complemento de la presencialidad fue el Ing. Guillermo Oliveto, como docente de la materia Pensamiento Sistémico y Secretario de Cultura y Extensión Universitaria. Luego lo extendimos para que todos los docentes de la Facultad pudieran utilizarlo”, recordó el Lic. Juan Acevedo Miño, Director a Cargo del Centro de e-Learning de la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria de la UTNBA.
Las primeras aulas virtuales fueron concebidas como un espacio para extender la comunicación e interacción entre los alumnos y los docentes, para enriquecer los procesos de enseñanzas – aprendizaje.
Las aulas se desarrollaron sobre una plataforma Moodle y los materiales didácticos para cada aula se produjeron a partir de un trabajo interdisciplinario con los autores, para establecer lineamientos generales de diseño y estructura de los mismos.
Además de material didáctico, las aulas virtuales brindaban, desde sus inicios, información para los alumnos y actividades de autoevaluación.
El uso de aulas virtuales en las carreras de grado fue expandiéndose a lo largo de los últimos 13 años y con eso, la incorporación de herramientas audiovisuales en la elaboración de materiales pedagógicos. Esos avances permitieron que cuando se decretó el aislamiento social, preventivo obligatorio, la Facultad pudiera dar respuesta rápida y virtualizar casi la totalidad de sus clases en menos de 20 días. La Dirección de Educación a distancia, a cargo del Dr. Darío Rodríguez, lleva adelante actualmente este desafío en un trabajo conjunto con los Departamentos y Secretarías.
“La Facultad comenzó a generar las condiciones para dar el salto a la virtualidad desde el 2003. Porque instalar un campus virtual lleva 3 horas, pero preparar a toda la organización para dar el salto, ese es el gran desafío y en la UTNBA nos venimos preparando desde hace mucho tiempo para eso”, destacó Acevedo Miño.
En la FRBA se encuentran cursando 13.958 alumnos en forma virtual, funcionan 1.490 cursos de grado y más de 300 de posgrado, según informó el Dr. Darío Rodríguez.
Para favorecer la interacción y el intercambio con los alumnos, la UTNBA puso a disposición de sus docentes una serie de recursos complementarias como Google G-Suite, Google Meet – una herramienta que permite realizar videoconferencias de hasta 250 estudiantes por sala, por tiempo ilimitado, compartir pantalla, grabar las clases, entre otros-, por lo que se crearon más de 1500 cuentas personalizadas para cada Docente y 14000 Estudiantes.
En las clases se emplean otros recursos como Zoom, MS Teams, WebEx, Jitsi, Google Drive, Kahoot, Socrative, Mentimeter, Pizarras interactivas digitales Google JamBoard, Presentadores PowerPoint y Prezi, Grabador de Pantalla OBS Studio y Editores de Video.
Todas las herramientas tecnológicas empleadas tienen como objetivo enriquecer los contenidos y favorecer la interacción, para reducir el impacto que la falta de actividades presenciales pueda tener en los procesos formativos de los alumnos.
Imagen de archivo. Revista UTNBA en Movimiento, nº 8, diciembre de 2008.
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