Graduados y docentes de la UTN BA pusieron en funcionamiento una fábrica textil en Angola
Viajaron en plena pandemia, pusieron en funcionamiento una fábrica que había construido el gobierno de ese país, capacitaron a los operarios y regresaron a Argentina. Hoy sigue funcionando y trabajan en ella 150 personas.
Graduados y docentes del Departamento de Ingeniería Textil de la UTN Buenos Aires pusieron en funcionamiento una fábrica en Angola, con el objetivo de fabricar textiles para el mercado interno.
El Ing. Jorge Ferreyro, docente de Ingeniería Textil y graduado de la Facultad, había instalado una tintorería para ese país en 2014 y, durante la pandemia, la misma empresa lo volvió a contactar para pedirle que realice un estudio de factibilidad para poner en marcha la fábrica.
La intención de la compañía era presentarse a una licitación que había abierto el gobierno angoleño, para hacer funcionar la fábrica que había montado varios años antes, y que se encontraba en estado de abandono.
“En Angola el Gobierno arma, por ejemplo un campo, instruyen a la gente, les dan las maquinarias, viviendas, y el campo queda funcionando. Lo mismo pasa con la fábrica: la armaron con tecnología de última generación, las instalaciones eran de una calidad excelente. Sólo les faltaba llevar gente para capacitar a los operarios, armar la línea de producción, el plan de negocios, ponerla en funcionamiento. Y eso fue lo que fuimos a hacer”, explicó el Ing. Ferreyro.
Además del Ing. Ferreyro, viajaron a Angola entre otros, los ingenieros Federico Flores, Juan Bautista Sosa y Cecilia Hoh, todos egresados de la carrera de Ingeniería Textil.
Los ingenieros de la UTN Buenos Aires viajaron a Angola en dos oportunidades. La primera de ellas fue en 2021, cuando la pandemia dificultaba los traslados: “al llegar, nos mandaron a un hangar, nos hicieron una PCR y nos retiraron el pasaporte. Estuvimos diez días adentro del departamento, sin poder salir”.
La primera tarea que tenían que hacer los ingenieros argentinos era organizar la fábrica, el área de servicios, el área de hilandería y tejeduría, y el área de tintorería. Pasado un cierto período, cuando cumplieron ese objetivo, volvieron a Buenos Aires e hicieron un informe.
Un mes y medio después volvieron a Angola para iniciar el proceso de puesta en marcha de la fábrica y capacitar a los operarios.
“Yo fui como Ingeniero en la parte de tejeduría; el Ing. Eduardo Carneiro se ocupaba de la de hilandería, y cada uno de nosotros fuimos con un ayudante. También llevamos a una persona para que se ocupara de los servicios, porque había que analizar cómo estaban los compresores, la caldera, etc. La fábrica tenía seis equipos generadores de electricidad, cada uno de ellos era grande como un container porque se cortaba la luz permanentemente”, explicó el Ing. Ferreyro .
Los Ingenieros se habían comprometido a poner el 30 por ciento de la fábrica en funcionamiento seis meses más tarde. Pero en ese tiempo lograron poner el 80 por ciento en marcha. Si bien en ese momento finalizaba su contrato, pero se lo extendieron hasta fin de año.
“En ese momento me pidieron un gerente para la fábrica y pensé en el Ing. Federico Flores, él aceptó y cada uno estábamos en un sector. Yo colaboraba con él, y me ocupaba de hacer los desarrollos de artículos”, explicó el Ing. Ferreyro.
El Gobierno de Angola había montado la fábrica con la intención de que produjera ropa de gabardina para el ejército de ese país, por lo que tenía capacidad para fabricar 700.000 metros de tela por mes, 9 millones de metros por año, un volumen que pocas fábricas de Argentina era capaces de producir.
Hoy se encuentran trabajando 150 personas en la fábrica.
“La intención era desarrollar más productos, camisería, sabaneria, y hasta pañales. -porque allá la gente usa pañales de tela-. También, telas para cortinería, pues hicimos mucha variedad para que tengan una cartera mas extensa de productos”, detalló el Ing. Ferreyro.
El Ingeniero Flores, también graduado y ex docente de la Facultad, recordó el momento en el que le propusieron ocupar el puesto de Gerente en la fábrica de Angola, cuando se encontraba trabajando para Toyota en Argentina, y consideró que “fue mi mejor experiencia de vida, no solo por lo profesional, sino también por lo humano. Cuando llegamos, la intención era ayudar a 150/ 200 personas que estaban esperanzadas con que esa fábrica funcionara”.
Actualmente la fábrica sigue operando, aunque no al 100 por ciento de su capacidad porque no tiene mercado.
Angola venía de una guerra que terminó en 2002, “no había gente que quisiera invertir en un lugar donde había una posibilidad de guerra civil. Además, era África, lejos de todo. No había proveedores cercanos. Era bastante complicado pensar que alguien podría invertir en una industria como esa, que básicamente era de capital intensivo, recordó el Ing. Flores”.
La fábrica estaba montada para fabricar tela 100% de algodón, pero una de las dificultades que encontraron los ingenieros de la UTNBA, fue que la gente no quería ropa de tela 100% algodón porque lavaban a mano, con lavandina, y la tela se dañaba muy rápidamente.
“Cambiamos la mezcla. Les vendíamos 65% de algodón y 35% de polyester, y empezamos a vender, a vender, a vender… Para diciembre accedimos al punto de equilibrio, o sea, llegamos al punto de comenzar a generar rentabilidad. Luego retornamos a Argentina, y después volvimos a ir con un equipo más reducido. En marzo del 2022, la fábrica ya estaba superando el punto de equilibrio”, recordó el Ing. Ferreyro.