Protocolo de Género: Cinco años de la Ordenanza 1638 CSU
Se cumple un nuevo aniversario del establecimiento del Protocolo de Acción e Intervención Institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia de género y/o discriminación por razones de identidad de género u orientación sexual.
El 28 de junio se cumplen cinco años de la sanción, por unanimidad en el Consejo Superior de la UTN, de la Ordenanza 1638 la cual establece el Protocolo de Acción e Intervención Institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia de género y/o discriminación por razones de identidad de género u orientación sexual. Esta normativa fue una pieza fundamental para la incorporación de los espacios de género en cada una de las Facultades Regionales de la UTN. Y en sintonía, también fue un puntapié inicial para la transversalización de la perspectiva de género en las funciones sustantivas de la Universidad. Hablamos de una misión impostergable en instituciones que promueven la inclusión social, la justicia de género y el respeto por los derechos humanos.
A nivel social, las estadísticas anuales de femicidios y el grito de hartazgo con la irrupción del movimiento “Ni Una Menos” constituyeron manifestaciones claras de la estructural desigualdad de género que subsume, a mujeres y diversidades, a un lugar de mayor vulnerabilidad, de discriminación y de cosificación. Es sabido que la peor cara de dicha deshumanización son los femicidios.
El Protocolo de Género es una herramienta que aboga por una transformación cultural, reconociendo los diferentes tipos de violencias de género, y que apuesta por generar nuevas formas de convivencia dentro de la comunidad tecnológica, que se rijan por el respeto por las identidades, las vivencias sexoafectivas y la igualdad entre los géneros. Acciones como el reconocimiento de la otra persona, integrando su otredad y sus diferencias, abandonando la pretensión de oprimir, a través de procesos de inclusión-exclusión, las vivencias de las personas en binarismos o en lo heteronormativo.
A cinco años de este gran paso institucional, desde la Facultad Regional Buenos Aires, que además tiene el orgullo de haber sido promotora de la Ordenanza, reafirmamos el compromiso por los valores democráticos y por los derechos humanos. Sabemos que la transformación cultural es un proceso largo que requiere del involucramiento de toda la comunidad tecnológica para la tarea de deconstruir la formas en que nos vinculamos. Y principalmente, evitar las situaciones de violencias simbólicas, que por su condición suelen ser las más arraigadas y también las más imperceptibles para erradicarlas.
Nuestra alianza estratégica como parte del sistema de educación superior deben ser las acciones de sensibilización, de concientización y de formación en perspectiva de género. Sin perder vista las situaciones que requieran la toma de otras medidas, hay que mantener el anhelo de que el deseo de vivir sin violencias y en igualdad sea una causa compartida por toda la comunidad.
Si sufriste alguna situación de violencia o discriminación por razones de género, identidad u orientación sexual, escribí a protocolodegenero@frba.utn.edu.ar