Se realizó un acto homenaje a Raúl Sack
Las autoridades de la Facultad, junto a su familia, descubrieron una placa homenaje que se colocará en un laboratorio del Departamento de Ingeniería Industrial que a partir de ayer lleva su nombre.
El pasado miércoles 23 de mayo se realizó un emotivo homenaje al Ing. Raúl Sack, al cumplirse poco más de un año de su desaparición física. El encuentro tuvo como objetivo recordar y reconocer a uno de los protagonistas de la historia reciente de esta Casa de Estudios; autoridades de la Facultad, junto a su familia, descubrieron una placa homenaje que se colocará en un laboratorio del Departamento de Ingeniería Industrial que a partir de ayer lleva su nombre.
En la apertura del acto, el Ing. Guillermo Oliveto, Decano de la UTN Buenos Aires, se dirigió al Auditorio: “esto es un acto de estricta justicia, y es además un deber. Una cuestión lógica de esto que entendemos como comunidad tecnológica, como familia; homenajear a uno de nuestros más queridos integrantes”.
En ese sentido, el Decano sostuvo: “Raúl significó y sigue significando cosas muy importantes para nosotros. En mi caso, fue mi profesor, mi mentor, la persona a la que yo siempre acudía para escuchar algún consejo. Extraño las charlas con Raúl. Era una forma de bajar a tierra; era el tipo que nos bajaba a tierra a todos nosotros, cuando estábamos en una situación problemática, cuando teníamos un desafío fuerte. Siempre tenía una sonrisa, una palabra tranquilizadora. Además fue y sigue siendo un amigo. Él ayudó a componer esta lógica de familia y reconocimiento, porque fue como un papá, un hermano, un familiar para muchos de nosotros, -continuó-. Y es un acto de justicia porque a la gente como Raúl no se la homenajea lo suficiente; cuando uno pierde contacto con gente como Raúl es cuando siente todo lo que no hizo con él, no compartió con él. Y es importante que ahora que seguramente nos está mirando y escuchando sepa cuánto lo queremos”.
Oliveto aseguró asimismo que “somos de promover el respeto a los pioneros, a los primeros. Yo muchas veces cuando tengo que tomar una decisión que involucra a la Facultad pienso en Raúl; en qué hubiese hecho Raúl en una circunstancia similar”.
Para finalizar, Oliveto afirmó: “Yo les agradezco que vengan. Agradezco a la Familia. Vamos a seguir llevando a Raúl en nuestros corazones, pero sobre todo vamos a seguir su ejemplo”.
A continuación, el Vicedecano de la Facultad, el Ing. Andrés Bursztyn, se refirió a Raúl Sack como “un hombre inmenso, pleno, dedicado a lo más puro del ser humano. Orgulloso de su familia; orgulloso de todo lo que hacía en el día a día, que sin lugar a dudas se notaba que lo hacía con placer, con un disfrute inmenso”.
Bursztyn agregó: “creo que disfrutó cada instante; lo vivió con una satisfacción muy importante. Ojalá todos sigamos su ejemplo”. Y agregó que Sack “tenía un conocimiento total de la Universidad argentina y en particular de su querida y amada UTN. Pasó por muchos lugares y en cada uno de ellos, dejó huella, con responsabilidad y compromiso, y siempre con el corazón dispuesto a brindar un sano e importante consejo”.
El vicedecano lo recordó en su rol como docente: “Desde el primer día que entré como estudiante me sorprendía la capacidad de poder recordar cada detalle de cada uno de sus alumnos; nos conocía a todos. Conocía desde las personas, desde el ser humano, más allá de las cualidades técnicas y profesionales. Más que profesor se convertía en un mentor en un papá, porque acompañaba los avances. Siempre en cada momento, una sonrisa. Todos los que hemos tenido la dicha de compartir un momento con él, y su enorme generosidad, tenemos un pedacito de Raúl, que está y va a seguir estando”.
Posteriormente fue el turno del Ing. Rubén Garay, quien recordó el aliento de Raúl en momentos decisivos “me decía Rubén, la UTN tiene que jugar en las grandes ligas y no era solo de hablarlo, era de hacerlo. Era una forma de pensar y era una convicción insoslayable. Yo lo conocí trabajando profesionalmente, fuera de la Facultad, aunque discutíamos de Ingeniería. De ese intercambio surgió que me invitara a dar clases en la Universidad; así era Raúl, convocaba”.
Garay sostuvo que “la mayoría de las veces que nos juntamos después era para hablar de la familia. Nosotros éramos los dos del interior; él de Entre Ríos y yo de Santa Fe. Fíjense lo importante de la conversación: de estar rodeado de afectos”.
El ingeniero reconoció que Raúl “fue un gran dirigente; enorme. Un político conciliador, de enormes convicciones, de la sonrisa pronta que permitía siempre la conciliación. Es cierto que él te bajaba a tierra; no te dejaba quedarte en la pavada, en la estupidez, en la competencia. Nos bajaba a tierra. Como dirigente y como docente fue enorme. Como amigo aún resuena lo que me dijo la última vez que nos vimos Ya sabés cómo te quiero”.
Luego Ana Bonelli lo recordó en representación de los trabajadores nodocentes. “Creo que los que todos trabajamos con él tenemos muchas experiencias. Raúl me acogió en su familia como una sobrina más. Como trabajadora la mejor experiencia que puedo contar es cómo lo conocí, cuando vine a reunirme con él para empezar a trabajar en el Departamento. La reunión duró como cuatro horas; me contó toda la historia de la UTN, de la UNO, de la carrera en el país y en el mundo, me contó sobre Consejos, organismos, porque yo en algún momento iba a tener que hablar con toda esa gente. Y yo en ese momento sabía que, primero, iba a ser un jefe exigente, pero que además tenía mucho amor por lo que hacía y mucho amor por la universidad, y eso me lo transmitió. Hoy en día soy nodocente, soy docente también, enseño a los alumnos de primer año la historia de la UTN, y me acuerdo y repito muchas de las cosas que él me enseñó el primer día”.
Bonelli recordó además la última vez que lo vio, “en el asado de fin de año. Él tenía a su nieto en sus rodillas, y yo a mi hijo en las mías. Y él jugaba a darles de comer a los dos, como si se sintiera en su casa”, dijo, y agregó: “Lo que trabajamos con él, no trabajamos para él, sino que trabajamos con él. El mejor de los recuerdos”.
Posteriormente, lo recordó el Ing. Manuel Martínez Iraci, docente, quien seguró que “Raúl fue una excelente persona. Como se dice en mis pagos; era un señor. Era cordial y respetuoso”. Martínez Irasi elogió “el trato que tenía en el Consejo Departamental. Era capaz de transmitir ideas y propuestas con coherencia y solidez, y generaba confianza y obtenía apoyo. Es una característica de su eficiente gestión que me gustaría destacar era su disposición permanente a solucionar los problemas de los demás. No hubo un alumno que no saliera de su despacho sin una solución a su inquietud, que en general eran problemas”. Y finalizó: “Personalmente estoy muy agradecido, porque él se preocupó y se ocupó de que yo creciera como docente dentro de esta Facultad”.
En nombre de los graduados, el Ing. Sebastián Pinto, recordó a Raúl Sack. “Soy uno de los productos de esta Casa de Altos Estudios, y también un producto de esta gestión y de esta familia, como decimos. Nunca faltaba su palmada en la espalda que a uno lo hacía sentir tranquilo”, sostuvo.
Pinto mencionó además que “viví una experiencia única, que fue la oportunidad de viajar a Francia, de ser parte de una de sus máximas gestiones y legados dentro de la Universidad, como es el master, del que me gradué. Siempre estuvo la puerta abierta. Eso es lo que marca en la memoria a una persona; eso de preocuparse tanto por la formación académica de los alumnos, hoy graduados, y por esta Casa. Eso nos va a quedar. Raúl hoy está dentro de todos nosotros”.
Para finalizar, se dirigió al auditorio un estudiante, en representación de todos ellos, Sebastián Provenzano. “Es un acto de homenaje más que justo, a pesar de que a todos nos quede la sensación de que cualquier acto que podemos hacer es insuficiente, y que cualquier palabra que podamos decir es escasa. Esta era la segunda Casa de Raúl, sin lugar a dudas, y todos nosotros fuimos parte de su familia. Raúl fue un maestro en toda la extensión de la palabra. No solo como técnico, como gestor, como persona política o ingeniero. Sino porque era difícil ir a verlo y que no tenga la respuesta adecuada, la que uno realmente buscaba aunque no supiera que la buscaba. Pero además estaban sus cualidades humanas; la calidez, la sonrisa, la calma. Y lo que transmitía de debatir en lugar de discutir. Siempre acercar, siempre con alegría. Cada vez que uno se sentaba con él, Raúl nos esneñaba a ser buenas personas”.
Seguidamente, el Decano Oliveto junto a la familia de Raúl descubrió la placa que será colocada en el aula de informática 324 que pasará a llamarse “Aula Raúl Sack”.