“Una industria que quiere ser competitiva necesita innovación y diversidad”

Irini Wentinck, Presidenta de la Comisión de Género y Diversidad de la Unión Industrial Argentina (UIA) y Directora/Socia de WTK Wentinck Conductores Eléctricos, se refirió respecto a la labor que desarrolla en la comisión y a las barreras y desafíos a los que se enfrentan las mujeres en la industria.

Publicada el 9 de marzo de 2021. Categorías: Orgullo UTNBA, Todas las noticias. Etiquetas: , , , , .

Irini Wentinck lidera junto a sus tres hermanos, la firma familiar WTK Wentinck Conductores Eléctricos, empresa que empleó a la estudiante de Ingeniería Industrial de la UTNBA, Camila Linares, tras un programa de paridad que implementó la empresa y que permitió que la estudiante se convirtiera en Analista de Mantenimiento, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo por primera vez en la historia de la compañía.

“Fue muy importante para el cambio que impulsamos en la organización, el haber ingresado Camila Linares, porque dejó la puerta abierta para otra búsqueda y para poner en duda que existan trabajos más adecuados para varones y otros para mujeres;  entonces empezar a deconstruir estos estereotipos,  puesto que no están basados en argumentos sólidos, sienta las bases para introducir cambios positivos. Dentro de la organización soy la vocera de impulsar la perspectiva de género hacia adentro y empezar a cuestionar porqué en determinadas áreas no hay mujeres. Porque de verdad, cuando los equipos son diversos, los resultados son mejores”, sostuvo Irini.

Además de presidir el directorio de Wentinck y la Comisión de Género; Irini es la ex Presidenta del Departamento de Mujeres Empresarias de la UIPBA (Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires). Según resaltó, “fue un gran desafío presidir el Departamento, dado que en ese momento éramos 4 o 5 mujeres y con el tiempo el departamento fue creciendo y llegamos a ser 25 aproximadamente”. Desde la UIPA, comenzaron a trabajar con la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y desarrollaron un programa “Ganar-Ganar: la igualdad de género es un buen negocio”. Según expresó Irini, “lo que busca este programa es potenciar el desarrollo de mujeres en el área empresarial. Fue una investigación que llevamos adelante en toda la provincia de Buenos Aires, para entender cuáles eran las barreras que teníamos las mujeres para crear nuestras propias empresas o hacerlas crecer. Lo hicimos con mirada industrial y la traducción seria cuáles son las barreras que tenemos las mujeres para crear nuestras propias industrias o hacerlas crecer. Fue un trabajo hermoso, hubo una repercusión muy grande y hoy el programa está finalizando en junio de este año, pero gracias al trabajo y la agenda que se generó, se fueron acercando más mujeres industriales y empezaron a participar y pasamos de un 5 por ciento de mujeres en espacios de decisión a un 35 %. Y hoy estamos llegamos a un  45 por ciento”.

El programa financiado por la Unión Europea y en colaboración con la UIPA, ONU Mujeres y la Organización internacional del Trabajo, arrojó datos interesantes respecto a la participación de las mujeres en empresas. El estudio indica que un 36,1 por ciento de las mujeres empresarias posee su empresa a partir del año 2010. Mientras que, antes de dirigir su propia empresa, un 55 por ciento de las mujeres empresarias eran empleadas del sector público o privado. Esto refleja un contraste con el sexo masculino, dado que un 33,8 % de los hombres posee su empresa desde antes de 1900: “Los efectos del cambio cultural asociado al rol de la mujer se materializan a través de la reciente creación de nuevas empresas registrando más inicios en la actividad empresarial a partir del año 2000, en contraste a sus pares varones, quienes revisten este rol con mayor antigüedad”, según fuente del estudio “Diagnóstico de los factores que afectan el desarrollo empresarial de la mujer en Argentina”.

El estudio también plantea una disparidad en torno a la proporción de personas empleadas respecto a la población en edad de trabajar, con un 62,2 por ciento de mujeres empleadas versus un 82,0 por ciento de hombres empleados. La brecha se incrementa ante tenencia y cantidad de hijos. También, un 8 por ciento en promedio es el número de empresas con una mujer en puestos de alta dirección y un 6,9 por ciento en empresas grandes. Por otro lado, la disparidad entre hombres y mujeres también es observada respecto a la participación en puestos de decisión del ámbito empresarial: 34 por ciento de participación de las mujeres, por debajo del 66 por ciento de hombres. La participación en jefaturas en administración es del 39 por ciento por mujeres y 61 por ciento por hombres. Y en jefaturas de producción, la brecha se incrementa con un 23 por ciento de participación de mujeres, contra un 77 por ciento del sexo masculino.

La brecha en la participación de las mujeres en las empresas, también es sostenida en la participación en espacios de representación; solo en la Cámara Argentina de la Moda, se observa un mayor involucramiento (41.7 por ciento), mientras en la Cámara de la Industria Química y Petroquímica, se observa el menor índice de participación (2,9 por ciento). Entre las causas de la baja representación, se destaca  la demanda de tiempo que conlleva la actividad, lo que entra en conflicto en el esquema conciliación trabajo-familia-vida; la menor cantidad de empresas propiedad de mujeres; y la baja predisposición a ceder el poder en las estructuras actuales, con independencia del género.

“Nosotros entendemos desde la industria que la mujer tiene un potencial transformador muy grande para nuestro sector. En la Argentina casi el 60 por ciento de las personas que egresamos de las universidades somos mujeres. Entonces podemos afirmar que la industria, para crecer, necesita de ese capital humano, por lo que necesitamos integrarlo, porque sabemos que las organizaciones no solo crecen por la infraestructura y tecnología sino por las personas que puedan gestionar estas organizaciones. En un país con los índices de pobreza que tenemos, sabemos que la única manera de revertirlo es aumentando nuestro PBI; y los países que se han desarrollado son los que han sabido desarrollar una industria pujante, entonces en este sentido, si queremos soñar y crear un país con futuro y pujante, necesitamos hacer que la industria florezca, una industria sustentable de triple impacto, una industria que esté justamente a la vanguardia de la sustentabilidad. Las mujeres tenemos una mirada muy interesante para este desarrollo sustentable. Esta población es fundamental que esté integrada para una industria hacia esa dirección”, destacó Irini Wentinck.

Respecto a los objetivos de la Comisión de Género y Diversidad de la Unión Industrial Argentina (UIA), se destacan diversos niveles de intervención, según expresó su Presidenta:

“Una de las líneas de trabajo comprende impulsar a que cada vez más mujeres estudien carreras vinculadas a la industria y la tecnología;  las ingenierías y la ciencia y para eso el pasado año lanzamos una campaña en donde quisimos visibilizar a las mujeres en contextos industriales a través de contenidos audiovisuales que fueron circulando. También nos interesa trabajar con las universidades y las escuelas técnicas, para fomentar la participación de las mujeres.

Por otro lado, desde la Comisión buscamos potenciar a las mujeres que ya trabajan en la industria y para ello hemos creado “la red de mujeres de la industria argentina” cuyo objetivo es visibilizar y mostrar a las mujeres que hoy ya estamos trabajando en la industria, tanto en relación de dependencia como liderando nuestras propias industrias. Y, por otro lado, impulsar a las mujeres de la industria a que se involucren en la dirigencia empresarial. Junto con la OIT hicimos un diagnóstico para ver como estábamos en cuanto a género, y creamos una herramienta que va a estar desarrollándose durante este año donde todas las cámaras socias las invitamos a que hagan sus diagnósticos y planes de acción para invitar a que cada vez más mujeres se acerquen a asociarse y a participar de forma activa.

En síntesis, el trabajo de la comisión es impulsar una transformación dentro de la industria para impulsar la diversidad, porque sabemos que ésta genera innovación. Una industria que quiere ser competitiva necesita innovación y diversidad”.

En cuanto a las barreras a derribar respecto a las disparidades y diferencias entre mujeres y hombres dentro de la industria, Irini Wentinck sostuvo que “la mayor barrera es la falta de tiempo; siendo las tareas de cuidado  las que de alguna manera hacen que las mujeres tengamos menos tiempo físico para dedicarle al desarrollo de nuestras profesiones”, mientras añadió:

“Debemos entender que somos parte de una cultura patriarcal y que esto nos ha puesto en situaciones distintas, pero que hoy la sociedad nos necesita integrados. Lo importante es que no estemos condicionados para desplegar nuestro potencial, en ese sentido es fundamental superar las barreras que están dentro nuestro, cuando más levantamos nuestras barreras internas, la fuerza que aparece es enorme. Sobre todo, lo que rescato, es que la forma más efectiva de levantar las barreras es con otros y con otras, es en lo colectivo. 

Las barreras más importantes son los estereotipos y los más complejos son los que habitan dentro de nosotros. Una vez que trabajamos en ese proceso interno, podemos trabajar en la deconstrucción hacia afuera. Y la manera para hacerlo más potente es en forma colectiva.

La industria es uno de los sectores más masculinizados. Por un lado las mujeres debemos ponernos en valor, nuestro trabajo y ponernos en paridad con un colega varón”.

Al finalizar, la ex Presidenta del Departamento de Mujeres Empresarias de la UIPBA, resaltó que el gran desafío de la industria es  “inspirar a las mujeres que están a nuestro alrededor y demostrar que la industria es un espacio con un potencial de desarrollo enorme. Y que además la industria no son solo los fierros y que hay una diversidad de roles enorme, entonces como país, necesitamos que la industria crezca, se expanda y tenga un motor de transformación para toda la sociedad. Para eso necesitamos que tanto hombres como mujeres nos podamos formar para eso, crear nuevas organizaciones industriales y que podamos pensarnos como un  país industrial, con una industria consciente, en armonía con el medio ambiente, con triple impacto, que cuanto más produzca, más puestos de trabajo genere, mayor bienestar social y ambiental. Y que cada vez seamos más mujeres las involucradas”.

 

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