Graduado de la UTN Buenos Aires preside el IRAM
Fue propuesto por la Unión Industrial Argentina (UIA) por ser un empresario destacado.
Raúl Amil, Ingeniero Mecánico graduado de la UTN Buenos Aires, fue electo presidente del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM).
La máxima autoridad del IRAM debe ser propuesta por la Unión Industrial Argentina. Una vez definido el candidato se configura una lista y se realiza una asamblea en la cual los socios votan y eligen al presidente. “Como yo formo parte del comité ejecutivo de la UIA, tuve el honor de ser designado para el cargo”, explicó Amil.
La máxima autoridad del IRAM sostuvo que “la industria argentina, y sobre todo las Pymes, necesitan reforzar el trabajo con respecto a la calidad y productividad. Hay varios planes en esta dirección, que está impulsando con mucho énfasis el Ministerio de Producción”.
El IRAM es el único organismo normalizador de Argentina y posee el servicio de certificación, tanto de productos como de sistemas. Es una organización constituida por 270 personas y tiene su sede central en Capital Federal, además de otras filiales en el resto del país.
“Hay productos que requieren una certificación para poder ser aptos para su uso, como por ejemplo la certificación de productos eléctricos y de seguridad. En ese campo, IRAM se ha convertido en una marca de calidad”, explicó Amil.
El graduado explicó, además, que el IRAM tiene un objetivo articulado con el Ministerio de Producción que es impulsar la normalización y el desarrollo de normas en Argentina como una medida para elevar la calidad de los productos y servicios: “hacerlos más competitivos. Tener una base fuerte para desarrollar la industria argentina y exportar”, sostuvo.
Empresario exitoso
Además de su puesto en el IRAM, cargo que ejerce ad honorem, el Ingeniero Amil es presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) hace casi cuatro años.
“Los empresarios tenemos que donar nuestro tiempo para promover el crecimiento del sector”, consideró.
Todas estas actividades las combina con su trabajo en la empresa que fundó su padre, en la que se desempeña desde que se recibió. Si bien desde hace años no cumple funciones ejecutivas “porque tenemos una estructura profesional, sigo trabajando todos los días. El 70% de la facturación de la empresa está en el sector autopartista. Proveemos también a las automotrices, que es un desafío muy grande que tenemos día a día porque es una industria con un nivel de exigencia enorme”.
El presidente del IRAM destacó que en su empresa trabajan muchos ingenieros recibidos en la UTN porque tienen “un gusto por el piso de planta que, para mí es determinante en la filosofía de mejorar de la industria. La UTN tiene orientación hacia la práctica y eso te da un plus”.
La carrera
Amil aseguró que desde muy temprano encontró su vocación: “haberme recibido de técnico mecánico y saber lo que implicaban las asignaturas que tenía la carrera fue lo que me atrajo. Elevaban de manera exponencial el nivel de lo que había visto en el secundario”.
“Siempre-agregó- fui motivado por la curiosidad de saber cómo funcionan las cosas y realmente tuve la suerte de elegir a la Universidad Tecnológica”.
La organización de las materias, la disponibilidad de turnos fijos que le permitían trabajar, fueron algunos de los motivos por los cuales no dudó en elegir a la UTNBA.
“Durante muchos años no tuve fines de semana prácticamente. La exigencia de la carrera es enorme, pero tuve excelentes profesores y compañeros. Muchos de ellos fueron maestros, en el sentido general de la palabra, que me sirvieron luego para poder seguir desarrollando la profesión”, recordó el presidente del IRAM.
En 2018 se cumplieron 30 años desde que rindió su último final: “si tuviese la oportunidad volvería a elegir la misma carrera en la UTN”, sostuvo.
“A los jóvenes les recomendaría que no duden en estudiar ingeniería. Es una inversión que les va a pagar toda la vida. Hoy el ingeniero tiene la oportunidad de elegir donde trabajar, porque son un bien escaso”, finalizó Amil.
Fuente foto: AFAC